El Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, demandó a su asesor en el Consejo de Estado estudiar el retiro de su país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en respuesta a las críticas de ese organismo a la situación de los DDHH en Venezuela. Se cumple así la amenaza lanzada el 27 de marzo pasado por el representante de Chávez, Germán Saltrón, en una audiencia de la Comisión. Desde hace más de una década Venezuela mantiene un abierto conflicto con el Sistema Interamericano de DDHH y se resiste a ejecutar sus recomendaciones y fallos.

Uno de los pendientes es la sentencia de la Corte de San José que le urge la habilitación de los derechos políticos del líder opositor Leopoldo López; el gobierno de Chávez se niega a ello por considerar que violan su Constitución. Venezuela no permite desde 2002 que la CIDH visite el país y las razones que exhibe contra la Comisión y la Corte son risibles, entre ellas que EEUU los financia y que sus fallos solo sirven a la oposición interna. No es solo una coincidencia de fechas que el mismo día en que el autócrata venezolano puso en marcha el retiro de su país de la CIDH, en Lima, el ex vicepresidente Luis Giampetri, otrora colaborador del gobierno de Alberto Fujimori y conocido defensor de las violaciones de los DDHH, proponga la salida del Perú de la Corte Interamericana de DDHH debido al pedido que le hizo a ésta la Comisión para que investigue las ejecuciones extrajudiciales de los “gallinazos” del entonces Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) luego de la exitosa operación Chavín de Huántar. Ese mismo pedido lo hacen cada cierto tiempo reconocidos personeros del fujimorismo.

Estas coincidencias son finalmente normales. Remiten a la práctica autoritaria y violadora de los DDHH del actual gobierno de Caracas y el régimen peruano de los años noventa. Más allá de la historia, sin embargo, escenifican una hermandad conservadora en beneficio de la impunidad y de la liquidación de la justicia supranacional, una conquista invaluable del mundo democrático, cuya existencia es temida solo por los dictadores que estamos seguros, no pasará.

Tomado de larepublica.pe