Una estrategia publicitaria puede resultar contraproducente cuando, en nuestros días hipertecnologizados, es objeto de morphing espontáneo. Así la foto de Alberto Fujimori publicada en Peru21 y distribuida más tarde a todos los medios ha sido el lienzo sobre el cual cientos de jóvenes han photoshopeado o, en todo caso, han usado de modelo para ironizar con sus propias fotos.

Se convirtió el mismo día de su publicación en “trended topic” de Twitter y ha estado circulando por todas las redes sociales sobre fotos de cajetillas de cigarrillos con el slogan “mentir, torturar y robar es dañino para la moral”. Sin embargo, esta situación espontánea, repito, también puede convertirse en contraproducente si los mismos publicistas que vieron su esfuerzo ridiculizado convierten a Alberto Fujimori en un mártir de su propio indulto.

Por eso mismo la población tiene que tener en consideración algunos temas legales que se confunden en los laberintos de las leyes y los marcos jurídicos. En primer lugar, que Alberto Fujimori no “ha hecho cosas malas” como sostiene la encuesta de Ipsos Apoyo, sino que ha cometido varios delitos sentenciados: asesinato, homicidio agravado, secuestro agravado, peculado, corrupción de funcionarios, cohecho, violación de comunicaciones, usurpación de funciones. Alberto Fujimori mantuvo dentro de las Fuerzas Armadas a un comando de asesinos, financiados y presupuestados, gasolina y kerosene incluidos, con dinero de las arcas del Estado peruano además de pagarle millones de soles a su asesor, dineros mal habidos que aún no han sido recuperados. Al margen de estos delitos, Alberto Fujimori dejó al país en una debacle moral que persisten aún ahora en los márgenes de la política, sobre todo, en los medios de comunicación, algunos de los cuales apenas se mantienen colgando de un hilo sobre la sentina nauseabunda de banalidad moral.

El tema del indulto, no puede ser solo objeto de percepciones medidas por encuestas, sino que debe de entenderse desde su nudo duro, ergo, desde las condiciones que lo permiten o lo prohíben. Por lo pronto, muchos confunden indulto a secas con indulto humanitario. El indulto a secas estaría, como lo señaló La República hace un tiempo, prohibido para sentenciados por secuestro agravado, delito que ha cometido Alberto Fujimori. Pero el indulto humanitario no, aunque este tipo de indulto tiene condiciones explícitas, pues solo se da a presos enfermos o en condiciones de gravedad tal que permanecer en la cárcel implique la muerte. El indulto humanitario no es un indulto común y corriente: se deben de cumplir requisitos mínimos para ser otorgado.

Por eso la pregunta es: ¿la permanencia de Alberto Fujimori en el centro penitenciario de la Dinoes, con acceso a médicos, hospitales, chequeos permanentes, familiares, amigos y hasta un médico de cabecera que también es copartidario, puede implicar un deterioro en su salud que lo lleve a la muerte? Obviamente no. Si su enfermedad se agrava, no será por las condiciones carcelarias sino por la propia etiología de la misma. Sin embargo, vuelvo a advertir, los publicistas que aconsejan a la familia y a los fujimoristas, probablemente utilicen cualquier excusa para convertir al indulto en los pasos previos del martirologio fujimoristas y la canonización del líder. Si mañana es mártir y pasado es santo, más temprano que tarde hará el milagro de la re-re-reelección presidencial.

Tomado de derechoshumanos.pe