Río de Janeiro, 18 jun 12 (OCLACC).- La economía verde, uno de los ejes centrales de la Río+20, que se celebrará los días 20, 21 y 22 en Río de Janeiro, fue el centro de las críticas en varios de los debates programados en esta primera jornada reivindicativa, organizada por La Cumbre de los Pueblos. «Ya se constató que la economía verde que propone la ONU es un fracaso e incluso una causa de la crisis alimentaria de estos días», declaró a Efe Larissa Packer, una de las coordinadoras de la Cumbre de los Pueblos.

Vía Campesina, organización internacional presente en 70 países, movilizó a unos 3.000 delegados que participaron en varias actividades en Río para defender la agricultura familiar como «verdadera solución» a la crisis económica, climática y ambiental.

Los movimientos sociales mostraron su temor de que la influencia de los grandes empresarios agrícolas en la creación del concepto de economía verde lleve a «poner precio» a bienes como el agua y los bosques.

En uno de los debates más concurridos, el teólogo brasileño Leonardo Boff propuso como una solución a la crisis la adopción de los principios recogidos en la «Carta de la Tierra», una declaración de buenas intenciones para la protección del medio ambiente publicada en 1997.

«O hacemos una alianza para cuidar unos de los otros y de la Tierra, o aceptamos nuestra destrucción», afirmó Boff, uno de los impulsores de la Teología de la Liberación.

La Cumbre de los Pueblos también le dio voz en su primera jornada a expositores de los problemas energéticos, de seguridad alimentaria, de derechos de mujeres y de minorías raciales.

Una de las plenarias que más atenciones centró fue la dedicada a la temática indígena, donde participaron centenares de indios de todo Brasil, vestidos con sus ropas tradicionales.

El indio Marcus Tapé dijo que vino a la cumbre para denunciar problemas que amenazan a las tribus de la Amazonía como la deforestación y la falta de atención por parte de las autoridades.

«Nuestra expectativa es que el Gobierno (brasileño) conozca nuestra verdadera realidad», afirmó Tapé en declaraciones a Efe.

El problema de la deforestación de la Amazonía motivó un acto político de Greenpeace, que se sirvió de la Cumbre de los Pueblos para lanzar una campaña de recogida de firmas con la que pretende impulsar una ley que prohíba la tala de bosques en Brasil.

El director internacional de Greenpeace, Kumi Naidoo, demandó a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que «muestre su liderazgo» sumándose a la iniciativa, que necesita de 1,4 millones de firmas para convertirse en un proyecto de ley que pueda ser elevado al Congreso.

El artista plástico brasileño Zenildo Barreto montó una exposición llamada «parque de los árboles quemados» en uno de los jardines de la sede de la Cumbre de los Pueblos para alertar de los peligros que corren los bosques tropicales.

El conjunto impactante está compuesto por una serie de troncos carbonizados dispuestos en círculo alrededor de un mapa de Suramérica elaborado con pedazos de carbón y serrín.

La salvaguardia de la Amazonía centró una protesta en la remota localidad de Altamira, a 3.000 kilómetros de Río de Janeiro, donde, con el apoyo de algunos movimientos sociales presentes en la Cumbre de los Pueblos, un grupo de campesinos e indios se movilizó contra la construcción de la central hidroeléctrica de Belo Monte.

El grupo, integrado por unas 300 personas, hizo una ocupación simbólica de la región donde se construye la hidroeléctrica para llamar la atención de la Conferencia Río+20 sobre el daño que la obra causará al medio ambiente, según dijo la ONG Amazon Watch.

La Cumbre de los Pueblos se va a extender hasta el día de la clausura de la Río+20, el viernes de la semana que viene, y albergará centenares de actividades autogestionadas, asambleas y varias manifestaciones políticas.

Fuente: jornadanet.com
Tomado de oclacc.org