La falta de empleo, precariedad y pobreza en el país lleva a mujeres y hombres a trabajar sin medir consecuencia en las condiciones laborales y salud emocional. Su destino Sobrevivir o Migrar a otros horizontes con el anhelo de obtener mejores ingresos económicos.

En esa conquista de nuevas oportunidades muchas veces se deja la familia, la tierra. Para las mujeres esta realidad se agrava y complica cuando su origen andino, su idioma de quechuahablantes, son una limitación que condiciona la explotación, maltrato y violencia hacía ellas.

Es la minería informal, en algunos casos que se presta para generación de fuente de ingreso, pero a la vez centro de impunidad donde la explotación, hostigamiento y violencia hacía la mujer campea libremente, tal es el caso de Luz Marina Alarcón Peralta y Aurelia Acheica Marín.

El ofrecimiento

Luz Marina y Aurelia mujeres quechuablantes de la Provincia de Abancay, Departamento de Apurímac, fueron contactadas para trabajar como cocinera y pallaquera (selección de mineral) en una minera informal del distrito Yauca del Rosario. Se les ofreció pagar 40 soles diarios, dinero que verían al cabo de tres meses al finalizar la campaña.

La realidad

Luz Marina Alarcón Peralta (40 años edad)
“Yo he trabajado como cocinera desde las 3:00 de la madrugada hasta 10:00 de la noche preparando desayuno, almuerzo y cena para 22 personas, cuando reclame al esposo de la señora Angélica dueña de la mina, me dijo que me pagaba 40 soles por mi trabajo y que no debía reclamar”.

Aurelia Acheica Marín (30 años edad)
“trabaje como pallaquera recogiendo minerales para cargar en la carretilla, recibí insultos por el capataz Julio sobrino de Angélica, dueña de la mina informal, él intento abusar de mí, me agarro por la fuerza y con insultos me decía que si no me dejaba me iba a matar, forcejé y escape”. “No me han pagado los 30 soles diarios que me ofrecieron desde que empecé a trabajar en setiembre del año pasado”.

Solidaridad

Los hechos ocurrieron al medio día del pasado sábado 2 febrero, ante los constantes abusos, amenazas de muerte, ambas mujeres huyeron de la mina informal acompañadas de su menor hijo de 10 años. Luego de más de 6 horas de caminata entre cerros, arenales y vencer el agobiante calor de las pampas de Yauca del Rosario, llegaron a un caserío del distrito de Santiago, siendo auxiliadas por los pobladores quienes les brindaron alimentación y cobijo.
Recuperadas del susto, las mujeres abancaynas acudieron a una radio local donde el periodista Javier Arnao hizo un pedido público a las instituciones del Estado y a la Comisión de Derechos Humanos de Ica, esta última se apersono para hacer la denuncia del hecho.

Denuncia

Mercedes Alcantara Vásquez, abogada de Codehica asesoró a estas personas y acompañó para la denuncia ante el Ministerio Público de esta ciudad, hecha la denuncia se espera la justicia proceda con las investigaciones y no quede impune la vulneración de derechos de Luz y Aurelia; que sin temor a equivocarnos, representan a muchos otras situaciones de violencia hechas a cientos de mujeres que trabajan en las minas y que no se denuncian por temor, desconfianza y desconocimiento.

La empresa

Los nombres de los concesionarios de la mina informal corresponden a Jesús Abel Huarcaya Misaico y Angélica Marcelina Quispe Gonzales dueños de la empresa JAHUMI S.A.C cuyo sector económico de desempeño es la explotación de minas y canteras. http://www.datosperu.org/ee-jahumi-sac-