En una comarca ribereña, en la India, existe una versión poco conocida sobre el comportamiento de los roedores, que cada cierto tiempo, sabe Dios, bajo qué impulso o causas misteriosas, en cierta época del año, en un largo recorrido enrumban en fila hacia el mar, y desde el acantilado más elevado, uno tras otro, se lanzan a las olas embravecidas.
Inclusive, en algunas zonas de este milenario territorio de Asia meridional, estos roedores son venerados en los templos y son alimentados con mucha devoción por el pueblo, y como tal, sobre este enigmático suicidio colectivo, se han tejido muchas opiniones, y hay quienes afirman que el auto castigo es por no haber cumplido bien las tareas para las que fueron creadas por la divinidad, y como tal, en su autodestrucción liberadora, en la creencia popular deviene como una expiación, que honra a su especie y al propio pueblo.
En el Perú, estos animales que por lo general viven en cloacas y madrigueras, son calificados como los más astutos, voraces y perniciosos, de accionar noctámbula, son denominadas como ratas, por su multiplicidad en el accionar, es frecuente señalarlos como símil a todas las personas que hacen de las suyas con el bien ajeno y público. Estos especímenes muchos de ellos de cuello y corbata, parapetados en diversos andamiajes y cenáculos, abundan en todas las instancias gobernativas.
A diferencia de los honorables roedores de la India, la gran mayoría de las ratas peruanas viven oleadas y sacramentadas por la santa indefensión, cargada de infinidad de vericuetos, llámense salas congresales, de justicia, y demás instancias gobernativas e interminables comisiones investigadoras, en las que, cabalgan muy orondas abrazadas a la panza de la vieja e inmemorial corrupción e impunidad imperantes.
Por consiguiente, quién o quiénes sean en definitiva, los encargados de investigar los manejos de los fondos económicos destinados a la reconstrucción de las zonas devastadas por el terremoto del 15 de Agosto del 2007, tendrán que esclarecer sin miramientos ni tapujos, el uso y destino, entre otros, de los donativos de la cooperación internacional ascendente a la suma $109’693,443 millones de dólares y la cuenta pormenorizada de los gastos efectuados de los S/.1,123 millones de nuevos soles, transferidos en el gobierno del ex Presidente García, y como tal, todas las ratas peruanas que hayan incurrido en delitos, tendrán que ser sancionadas severa y ejemplarmente.
La memoria de los 513 fallecidos, los damnificados de 79 mil viviendas destruidas y otras tantas inhabilitadas, amén de los miles de heridos afectados por el dramático terremoto que asoló Ica, Pisco y Chincha, claman ¡Moralización y Justicia!
Por Antenor Maraví Izarra
Tomado de confidenciasenaltavoz.blogspot.com