La muerte repentina de Rosa Aparcana Quispe, ocurrido en Ica constituye para el común de los medios de comunicación la nota policial, para la sociedad un hecho más que se da, para la familia el drama y la pérdida de la hija, la hermana y el hijo que deja.

Este hecho ha conmovido a la población iqueña. No hay un espacio público o privado donde  se hable sobre «la forma, los celos, la edad, si se veían tan felices»; en fin. Será que nuestra indignación se activa a la muerte de una mujer cada cierto tiempo. Para quienes estamos años en esta corriente, creemos que es momento de canalizar la indignación en acción, en movilización y exigencia de aplicación de políticas dirigidas a la prevención de todas las formas de violencia y de asignar presupuesto, lineamientos y acciones concretas para encarar la salud mental de los niños y  adultos de la región.

Conversamos con Maura Gastelú, especialista en género de Codehica quien brindo detalles de cuáles son los indicadores que las mujeres deben tener presente ante cualquier tipo de violencia, así mismo preciso la falta de presupuesto en el Estado, y que lo hecho hasta el momento es insuficiente para poner en marcha políticas sostenibles en la prevención de la violencia contra la mujer.

                                                     

A menos de un mes de conmemorarse el 25 de Noviembre día de la no Violencia contra la mujer es fundamental detenernos a pensar si nos vamos a conmover ante el drama de una familia,  o vamos a creer que estos hechos son ajenos a nuestra familia. Es hora de actuar.