Alan García

¿Cuánto dejó de recaudar el Perú, en ingresos fiscales, por que Alan García incumplió su compromiso de poner un impuesto a las sobreganancias mineras? Calculemos. Fujimori vendió, a precio de huevo, empresas y yacimientos mineros estatales. Comenzó en 1993 con Hierro Perú a la china Shougan en unos $ 120 millones de dólares. Luego se remató todo el resto.

Shougan compró y hacía utilidades con el hierro a $ 25,20 dólares la tonelada métrica fina (TMF) en 1994, precio que osciló pero se mantuvo en unos $ 27 dólares hasta el 2002. El 2006 subió a $ 53,80 la TMF y el 2010 llegó a $ 100,90, es decir, cuatro veces el precio de cuando compraron. En 1994 se produjo 4.636.628 TMF de hierro y apenas 4.861.155 el 2006. El 2010 subió a 6.042.644 TMF, un 30%, pero el valor de la producción nacional de hierro pasó de $ 261.530.114 el 2006 a $ 628.776.000 el 2010. Aumentó 140%. Monto muy superior al previsto.

El caso del oro y el cobre –75% de nuestras exportaciones mineras– es más significativo. Muchos proyectos mineros auríferos se iniciaron entre 1995 y el 2001. El precio promedio anual del oro estaba entre $ 352 y $ 242 la onza. El 2004 el precio de la onza de oro subió a $ 374 y el 2006, con García, trepó a $ 553 para alcanzar los $ 1.120 dólares la onza el 2010. El precio del oro, sin inversión adicional alguna de las mineras, aumentó en no menos de 500% de lo que previeron los inversionistas.

¿Y el cobre? En 1997 y el 2003 la libra de cobre costaba entre $ 1,07 y $ 0,85 centavos. El 2006 el precio casi se cuadriplicó al llegar a $ 3,15 y el 2010 estaba en $ 3,48, llegando hasta $ 3,90 días atrás. Nada de ello fue esfuerzo de las empresas vía nuevas tecnologías. Vino del alza del mercado mundial, multiplicando sus utilidades: los proyectos mineros peruanos más importantes recuperaron el total de su patrimonio e inversión en unos cuatro años.

El ingreso por la producción minera en el Perú (los nueve principales minerales) entre 1997 y el 2003 fue de $ 32.232 millones de dólares. Pero entre el 2004 y el 2010 fue de $ 126.181 millones. Es decir, ventas casi cuatro veces mayores en los últimos siete años que en los primeros siete por el aumento de los precios. La producción de cobre solo aumentó 2,5 veces entre 1997 y el 2010, y la de oro solo se duplicó. En el resto de minerales fue variable, pero los ingresos por ventas de minerales se multiplicaron.

En otros términos, los minerales producidos entre el 2004 y el 2010 se vendieron por $ 137.262 millones de dólares. Si se hubieran vendido a los precios promedio existentes entre 1997 y el 2003 habrían recibido $ 52.303 millones de dólares. Es decir, las mineras hubieran vendido cerca de $ 84.958 millones de dólares menos.

¿No teníamos derecho los peruanos a participar en una mayor parte de estos enormes ingresos o sobreganancias, que obtuvieron sin riesgo ni inversión adicional, para atender nuestras necesidades? Creo, como millones de compatriotas, que sí, pero los gobiernos no. Se echaron a las mineras.

Dicho de otra manera, desde el 2004 los precios de los minerales comenzaron a subir notoriamente, pero el trato fiscal a estas sobreganancias no se modificó. Las mineras siguieron tributando los mismos porcentajes a la renta, aunque sus ganancias se multiplicaron por el alza de precios. Recién el 2005 conseguimos la Ley de Regalías Mineras para que paguen por el uso de nuestros recursos naturales, pero los gobiernos ampararon a las empresas bajo la modalidad de los contratos de estabilidad tributaria y no les cobraron. En seis años solo se recabó por regalías –en total– 868 millones de dólares, monto minúsculo frente a las grandes ganancias obtenidas.

Entre el 2005 y el 2010 el Perú recaudó $ 14.309 millones por tributos mineros (sin regalías). Si hubiéramos cobrado un impuesto a las sobreganancias, equivalente al 50% del diferencial de precios generado en el sexenio (2005-2010), hubiéramos recaudado $ 36.951 millones, es decir, $ 22.642 millones adicionales para mejorar la educación, la salud, la infraestructura, el crédito promocional, agua, saneamiento…

Así «la plata viene sola» a algunos. No más promesas incumplidas en desmedro de las esperanzas y anhelos de las mayorías.

Tomado de bajolalupa.org